El futuro del transporte busca su respuesta ecológica en la movilidad verde, un concepto clave para la transición hacia una movilidad más sostenible. En Europa, ya existen múltiples normativas que apoyan este cambio, como el Green Deal y el Fit for 55, proyectos estratégicos cuyo objetivo es reducir las emisiones y hacer de Europa el primer continente climáticamente neutro para el año 2050. La perspectiva es ambiciosa y el sector del transporte desempeña un papel crucial. Según el informe «The State Of European Transport» de marzo de 2024, los transportes son responsables del 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE, con una proyección preocupante que podría alcanzar el 44% en 2030.
Los coches, junto con camiones y furgonetas, son los vehículos más contaminantes, con una inversión creciente en el transporte privado desde el final de la emergencia sanitaria. Sin embargo, también está aumentando la venta de coches eléctricos, símbolo de una apertura consciente hacia formas de movilidad alternativa. Esto se refleja en la adopción obligatoria en Italia de los PUMS (Planes Urbanos de Movilidad Sostenible) en todos los municipios con más de 100.000 habitantes. La eficiencia, la cooperación y el monitoreo son la base de estas formas de compromiso colectivo, cuyo objetivo no es solo reducir las emisiones contaminantes, sino también reorganizar el entorno urbano de acuerdo con los principios de movilidad verde.
Movilidad verde: ¿de qué se trata?
El término movilidad verde se refiere al conjunto de medidas y soluciones destinadas a hacer que los desplazamientos de personas y mercancías sean más sostenibles. Desde 2006, el Consejo Europeo ha centrado su atención en el concepto de movilidad sostenible, con la necesidad de reducir la contaminación atmosférica y acústica, la congestión del tráfico y la degradación del territorio, conteniendo los costos y aumentando la eficiencia de los desplazamientos. Frente a la continua y masiva urbanización, que proyecta 5 mil millones de personas en los centros urbanos mundiales para 2030, es esencial un proyecto gradual a largo plazo.
Un futuro al alcance de todos requiere, por tanto, un ecosistema que invierta en fuentes de energía alternativas, garantice el acceso equitativo al transporte y apueste por la movilidad compartida. Por esta razón, la movilidad verde se integra dentro de un plan más amplio que responde a los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU y opta por la movilidad inteligente. Una movilidad fácilmente accesible, intermodal, compartida, asequible y segura, que se beneficia de sistemas de transporte inteligente (ITS), como los navegadores satelitales, y de infraestructuras tecnológicas. Solo queda elegir cómo desplazarse.
Más soluciones para una movilidad sostenible
Uno de los aspectos más interesantes de la movilidad verde es su intermodalidad, que permite al ciudadano acceder a múltiples formas de transporte sostenible. Entre las principales alternativas, se puede optar por la movilidad suave, micromovilidad, movilidad eléctrica y movilidad compartida.
Movilidad Suave (o Movilidad Lenta)
La movilidad suave abarca desplazamientos que no requieren el uso de vehículos motorizados y que suelen estar relacionados con trayectos de corta duración. Se trata de una movilidad a escala humana, que promueve un estilo de vida más activo y saludable, reduce las emisiones contaminantes y ofrece una perspectiva panorámica de la ciudad. Ya sea caminando a pie o pedaleando en bicicleta, la movilidad suave es la solución más natural para la movilidad verde.
Micromovilidad eléctrica
De los trayectos cortos se pasa a los desplazamientos de medio y largo alcance, que se adaptan a la micromovilidad eléctrica o semi-eléctrica. Esta incluye modernos y ágiles medios de transporte, apoyados por herramientas de e-mobility y movilidad compartida. Fáciles de usar y convenientes, los protagonistas de la micromovilidad eléctrica son:
- Patinetes eléctricos: compuestos por dos ejes y un manillar, con un motor eléctrico que no supera los 0,50 kW.
- Bicicletas eléctricas (e-bikes): equipadas con pedaleo asistido y un motor eléctrico que no supera los 0,25 kW.
Aunque menos comunes, también se incluyen en la lista los hoverboards, segways y monowheels. Son similares a los patinetes eléctricos, pero ofrecen, respectivamente, alternativas sin manillar, con una plataforma horizontal y manillar, y con una rueda y pequeñas plataformas para los pies.
Movilidad eléctrica
En constante crecimiento en Italia, la movilidad eléctrica ofrece una alternativa válida de transporte sostenible. Los vehículos eléctricos (VE) utilizan energía eléctrica en lugar de combustibles fósiles, contaminan menos, son más eficientes desde el punto de vista energético, requieren menores costos y operaciones de mantenimiento más simples, y cuentan con una conducción silenciosa. Sin embargo, los vehículos eléctricos también enfrentan algunos límites, como la disponibilidad de infraestructuras de recarga, la consiguiente duración de la batería y los costos de adquisición del vehículo.
No obstante, existen incentivos para las infraestructuras de recarga domésticas, como las wallbox Daze, que permiten recargar cómodamente el propio coche eléctrico en casa, contribuyendo a superar uno de los principales obstáculos para la difusión de los vehículos eléctricos. Estos incentivos hacen que la instalación de estaciones de recarga privadas sea más accesible y conveniente, promoviendo una mayor autonomía y flexibilidad para los usuarios.
Para ambos casos, se continúan implementando medidas de apoyo. A partir del PNU (Plataforma Única Nacional), un registro informático centralizado que facilita a los usuarios el acceso a los puntos de recarga en el territorio, y los nuevos ecobonos para coches eléctricos que están disponibles para la compra de coches eléctricos, híbridos y de combustión interna. De esta manera, el ciudadano se enfrenta a costos más manejables, aunque los vehículos eléctricos también ofrecen la posibilidad del sharing, en el que la movilidad eléctrica se combina con la movilidad compartida.
Movilidad compartida
La movilidad compartida abarca las categorías mencionadas anteriormente y promueve un enfoque inteligente hacia la movilidad verde. En este ecosistema, los transportes públicos ofrecen la primera alternativa, aunque algunas limitaciones, como retrasos logísticos e imposibilidad de alcanzar ciertos destinos, afectan su eficacia. No obstante, existen otras soluciones de movilidad compartida de fácil acceso:
- Car sharing: alquiler de un coche puesto a disposición del conductor por un corto período y en un entorno urbano.
- Car pooling: compartir un coche privado entre varias personas que se dirigen a un mismo destino con el objetivo de dividir los costos de transporte.
Un cambio de perspectiva: la pirámide de la movilidad sostenible
A pesar de que la movilidad urbana está abierta a nuevas formas de transporte sostenible, una de sus principales dificultades es un tráfico rodado aún pensado y orientado para los coches. Los vehículos son los protagonistas de la carretera, con frecuentes episodios de congestión urbana y sobrecarga en los estacionamientos, a menudo en detrimento de las zonas de tránsito peatonal y ciclista. Por ello, en los últimos años, ha crecido la atención hacia el modelo de la pirámide invertida de la movilidad, promovido desde hace tiempo por el Consejo Europeo para la Seguridad del Transporte. El objetivo es trasladar el foco de los vehículos hacia las personas, con una inversión de las prioridades. La movilidad verde promueve, por tanto, un cambio de paradigma en el que los peatones, generalmente en la base de la pirámide, ocupan la cima. Les siguen los desplazamientos en bicicleta, los transportes públicos y las formas de movilidad compartida, hasta el vehículo motorizado privado y, por último, el avión. La pirámide invertida ofrece así una visión funcional, consciente de que una movilidad sostenible no puede ofrecer una solución única e inmediata. El proceso de cambio necesita ajustes graduales y razonados para limitar el tráfico, orientarlo hacia formas de movilidad sostenible e invertir en el futuro verde de los vehículos eléctricos.iramide inversa offre quindi una visione funzionale, consapevole che una mobilità sostenibile non possa offrire una soluzione univoca e immediata. Il percorso di cambiamento ha bisogno di graduali e ragionati accorgimenti per limitare il traffico, spostarlo verso forme di mobilità sostenibili e investire sul futuro green dei mezzi elettrici.