A medida que aumenta la popularidad de los coches eléctricos, la revisión de estos vehículos sigue siendo un paso crucial para garantizar la seguridad y eficiencia de esta categoría de vehículos, cada vez más común en las ciudades y carreteras italianas.

La revisión de los coches eléctricos sigue esencialmente los mismos principios que la revisión de los vehículos convencionales, con especial atención a los aspectos relacionados con el sistema de propulsión eléctrica. Es fundamental realizar la revisión con regularidad y a tiempo, para evitar cualquier problema mecánico o electrónico y evitar las sanciones previstas en el Código de Circulación.

El tiempo de revisión de un vehículo eléctrico suele ser menor que el de su homólogo de combustión interna. Esto se debe al hecho de que ciertos controles, como los de los gases de escape y el ruido, no son necesarios, ya que los motores eléctricos funcionan de forma completamente silenciosa.

¿Cuánto cuesta una revisión de un coche eléctrico?

Una de las primeras preguntas que surgen ante una revisión de un coche eléctrico se refiere al coste. Afortunadamente, la revisión de un vehículo eléctrico no difiere significativamente de la de un vehículo convencional en términos de coste.

El precio de una revisión de un coche eléctrico es de unos 55 euros, a los que hay que añadir el IVA al 22% y unos 10 euros en concepto de tasas de matriculación, lo que hace un total de unos 79 euros.

Los precios pueden variar ligeramente en función del centro de revisión y de los posibles costes adicionales en caso de mantenimiento o sustitución de determinados componentes. En cambio, el importe será inferior, en torno a 45 EUR, si se realiza directamente en las oficinas de la Agencia de Licencias de Conductores y Vehículos.

¿Cómo funciona la revisión de un coche eléctrico?

La revisión de un coche eléctrico sigue un proceso similar al de los coches de combustión interna. Durante la revisión, se comprueban varios componentes cruciales para la seguridad y la eficiencia del vehículo.

Se presta especial atención a la batería, que es uno de los elementos cruciales de los vehículos eléctricos. Los inspectores comprueban su estado, verificando que no haya daños ni fugas y que el sistema de carga funcione correctamente.

También se comprueba el sistema de propulsión eléctrica, que incluye motores e inversores. El objetivo es garantizar que todos los componentes funcionan correctamente y que no hay defectos que puedan perjudicar la eficiencia del vehículo durante la conducción.

También se realiza una comprobación de seguridad exhaustiva de todos los componentes eléctricos. Durante la revisión se examinan los sistemas que protegen al conductor y a los pasajeros en caso de emergencia, como la desconexión automática de la corriente en caso de avería.

La mayoría de los coches eléctricos están equipados con un sistema de frenado regenerativo, que recarga la batería cuando el coche reduce la velocidad y se detiene. Durante la revisión, los inspectores comprueban que este sistema funciona correctamente y es capaz de recuperar la energía de forma eficiente.

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En los últimos años, especialmente con la difusión de coches cada vez más tecnológicos y conectados, se llevan a cabo actualizaciones de software relacionadas con el rendimiento y la ciberseguridad del coche para mantener un alto nivel de protección frente a amenazas externas.

Además de estos aspectos específicos de los coches eléctricos, también se realizan comprobaciones estándar comunes a todos los coches para garantizar la seguridad general del vehículo. Entre ellos se incluyen el estado de los neumáticos, los frenos, las luces y los dispositivos de seguridad pasiva.

Una vez superadas con éxito, se emite un certificado de inspección que acredita que el vehículo cumple la normativa de seguridad y medio ambiente.

Normativa de referencia

La normativa que regula la revisión de los coches eléctricos se basa en las disposiciones del Código de Circulación y las directivas europeas sobre seguridad de los vehículos.

Según la normativa ministerial establecida por el Ministerio de Transportes, la frecuencia de las inspecciones de los vehículos eléctricos e híbridos es similar a la de los vehículos de propulsión convencional.

Se estipula que los vehículos eléctricos deben someterse a su primera revisión a los cuatro años de su matriculación y, a partir de entonces, cada dos años, lo que confirma una frecuencia bianual para las revisiones.

Una serie de leyes y reglamentos generales que pueden afectar a la inspección de los coches eléctricos incluyen las «Disposiciones sobre la inspección periódica de vehículos de motor y sus remolques».

Esta normativa establece unas normas mínimas de seguridad y funcionamiento para todos los vehículos, incluidos los eléctricos.

Sanciones por si acaso

Conducir un coche eléctrico sin revisar puede acarrear fuertes sanciones. El artículo 80 de la Ley de Tráfico establece que quien conduzca un vehículo después de la fecha límite de revisión se expone a una sanción administrativa de entre 173 y 694 euros. Esta cantidad se duplica en caso de reincidencia: en este caso, se impone además la sanción accesoria de prohibición de conducir el vehículo hasta que se haya realizado la inspección.

Conducir durante el periodo de suspensión equivale a una sanción de hasta 7.993 euros, más 90 días de inmovilización administrativa del vehículo.

Con estas sanciones se pretende incentivar a los conductores para que sean diligentes a la hora de mantener al día las inspecciones de sus vehículos, contribuyendo así a garantizar la seguridad vial y el buen funcionamiento de los mismos.

Cumplir los plazos de revisión no es sólo una obligación legal, sino también un acto de responsabilidad hacia la seguridad de tus pasajeros y otros usuarios de la carretera, además de la tuya propia. Recuerde siempre que una conducción segura empieza por un vehículo inspeccionado periódicamente y bien mantenido.